Cómo definir un posicionamiento claro en 3 pasos (y dejar de sonar como todos los demás)

Por qué importa

La mayoría de negocios no tienen un problema de marketing, sino de posición. Comunican sin tener claro qué representan ni a quién hablan, y por eso su mensaje se diluye entre cientos de promesas parecidas.

Definir tu posicionamiento no es un ejercicio de branding bonito; es una decisión estratégica. Marca el terreno en el que juegas y el motivo por el que alguien debería escucharte.

1. Elige tu terreno: quién eres y a quién hablas

No se puede gustar a todos. El primer paso del posicionamiento es renunciar: decidir qué tipo de cliente quieres atraer y a quién no.

Hazlo concreto:

• ¿Qué problema concreto ayudas a resolver?

• ¿Qué tipo de cliente lo valora de verdad?

• ¿Qué palabra o idea te gustaría que asocien contigo?

👉 Ejemplo: “Ayudamos a negocios locales a construir demanda sin depender de anuncios. ”Simple, claro y con dirección.

2. Define tu propuesta de valor (qué aportas que otros no)

No es una lista de servicios. Es la intersección entre lo que haces bien, lo que el cliente necesita y lo que el mercado no ofrece igual.

Prueba con esta fórmula:

“Ayudo a [tipo de cliente] a conseguir [resultado deseado] con [método] sin [objeción común].”

Ejemplo Inmogency:

“Ayudamos a marcas y negocios a construir una estrategia digital sólida sin depender de tácticas sueltas o modas.”

3. Demuéstralo con coherencia

Tu posicionamiento no se dice: se demuestra. Está en cómo escribes, los temas que eliges y las decisiones que tomas.

Check list rápido:

• ¿Tu web y tus redes suenan coherentes con esa promesa?

• ¿Tienes ejemplos, pruebas o casos que la respalden?

• ¿Tu mensaje se entiende en 5 segundos?

Si no, vuelve al paso 1. No necesitas más contenido, sino más claridad.

En resumen

Un buen posicionamiento:

1. Te da foco.

2. Hace tu comunicación más simple.

3. Filtra a quien no encaja y atrae a quien sí.

El resto —branding, contenido, campañas— solo funciona si esta base está clara.